Los forcados, la afición al toro llevada al extremo

En España son los grandes desconocidos, en este artículo conocerás el arte y la suerte del forcado, al completo.

El primero de todos ellos se denomina forcado de cara. Cita con chulería al toro y recibe su impacto mientras corre hacia atrás con las manos en la cintura. Se agarra fuertemente a su cuello, rodeando con su cuerpo la cabeza. Le sigue, justo detrás de él, el denominado «primer ayuda» que debe apoyar a su compañero.

Detrás están las «segundas ayudas», que agarran con una mano un pitón y con la otra el lomo del animal. El quinto en la fila es el «rabillador» encargado de agarrar por el rabo al toro, mientras que detrás de él se encuentran tres más, las «terceras ayudas», cierran la pega y hacen bloque. Una vez que todo el grupo está agarrado de esta forma y el toro está inmovilizado, se da por concluida la pega.

Los forcados son aficionados y viven de desafiar, y vencer en grupo, la embestida brutal y certera del toro. Estos forcados son una evolución de la antigua guardia real portuguesa, ya que en el siglo XVII eran los encargados de hacer guardia, y guardar el acceso al palco real en los cosos. Eran los alabarderos de la Guardia Real de Alfonso VI.

El nombre les viene del artilugio en forma de tridente con el que paraban la embestida del toro, para evitar que dañara el palco, teniendo en cuenta que en caso de fallar la herramienta, paraban al toro a cuerpo limpio.

Como dato curioso he de decir que el bárrete (el gorro) es la pieza más querida del forcado y se guarda como una reliquia ya que pasa de padres a hijos.

Toda una lección de afición y amor al toro, ya que a pesar de sus frecuentes fracturas de huesos y dientes, además de cornadas, insisten en perpetuar una forma de entender la tauromaquia admirable. La pelea a cuerpo limpio de hombre y toro, el jugarse la vida por el compañero herido, la maña contra la fuerza.

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