Alto de agujas, capa negra y cornamenta apachada, el toro de Dolores Aguirre

Conoce en profundidad la ganadería Dolores Aguirre.

En 1946 adquirió esta ganadería don José Castellano Duque de don Eustaquio Parrilla. En 1949 se dividió la ganadería en dos lotes para sus hijos don Julián y don Antonio, siendo el lote de don Antonio vendido a don Pablo de la Serna Gil, con el hierro y divisas primitivos.

En 1963 fue adquirida por doña Pilar Fernández Cobaleda, que anuncia Campocerrado, variando el hierro. Eliminó lo anterior y la formó con reses de don Atanasio Fernández y en 1971 fue adquirida por la Condesa de Donadío, que varió el hierro. En 1971 adquirió un lote de hembras de don Atanasio Fernández, y en 1977 fue vendida a doña dolores Aguirre Ybarra. En 1979 adquirió al señor Conde de la Corte un semental de nombre ‘Alí’, y otro llamado ‘Tamaris’.

El toro de Dolores Aguirre se caracteriza por ser alto de agujas, bastante desarrollado por el tercio posterior pero menos por delante y no suelen desarrollar morrillo. Las cornamentas varían, mientras en algunas líneas predominan los acapachados, en otras salen más veletos. El pelo más habitual es el negro, añadiándose con mucha frecuencia particularidades accidentales: carbonero, burraco, salpicado…

En cuanto a su comportamiento en el ruedo,es frío de salida pero conforme se va desarrollando la lidia va a más. Suelen dar un gran juego en el tercio de varas, desarrollando nobleza en la muleta pero con bravura y emoción, tienden a desplazarse durante la lidia y humillando mucho.

Dolores Aguirre

Nombrar a la ganadería de Dolores Aguirre es sinónimo de acordarse de aquel toro de nombre Langosta, lidiado por Joselillo la tarde del 9 de julio de 2011, un toro al que se concedió el premio Carriquiri al mejor toro de la feria. Fue un ejemplar que cumplió en el caballo y en la muleta embistió mucho y bien hasta acabar haciendo el avión. Un toro con gran temple con el que el maestro estuvo a la altura toreándolo con soltura con ambas manos.

Si bien hablo de toros, hablaré también de toreros, el maestro Rafaelillo es uno de los que mejor conoce a esta ganadería. Es por eso que se encaramó por méritos propios a la gloria del toreo ya que ha protagonizado protagonizó varias veces con estos toros gestas emocionantísimas, de principio a fin, dando lecciones magistrales de valor heroico, poderío, seguridad, técnica e inteligencia ante estos astados que pueden llegar a ser durísimos de roer.

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